El astrágalo, originario del Lejano Oriente y China, es un elemento fitoterapéutico (en particular sus raíces) utilizado desde la antigüedad tanto en la medicina occidental como en la medicina tradicional china, debido a su acción tonificante, capaz de elevar el umbral de resistencia a los factores de estrés, y como favorecedor de la reparación de los tejidos, entre otras funciones. Sin embargo, el uso tradicional chino de la planta tiene como objetivo la estimulación del qi del bazo y los pulmones, es decir, de los órganos (junto con los riñones) que suponen la base de los flujos de energía del organismo y, por lo tanto, de las defensas y el sistema inmunitario.
Cuando llega el invierno, el astrágalo representa uno de los remedios naturales más efectivos para reforzar las defensas inmunitarias, así como para prevenir y tratar enfermedades que van del enfriamiento a la gripe, gracias a sus propiedades inmunoestimulantes que ayudan a la prevención de las enfermedades infecciosas, sobre todo las de tipo viral, el resfriado y los síndromes gripales. De hecho, su acción se produce al contrarrestar la atrofia de órganos como el bazo, el timo y los nodos linfáticos intestinales, lo que favorece la capacidad fagocítica y la transformación de los linfocitos T.
Su contenido en saponinas, presentes en el fitocomplejo, confiere a la planta una acción hepatoprotectora y estimula la regeneración de los hepatocitos. El astrágalo, al igual que otras plantas orientales bien conocidas, posee además propiedades adaptogénicas, es decir, que nos permite responder bien y con adaptabilidad al estrés, reduce el consumo de oxígeno en las mitocondrias y aumenta el crecimiento, el metabolismo y la longevidad de las células. Por este motivo, también está indicado para contrarrestar los periodos de cansancio, fatiga o convalecencia (como después de tratamientos antibióticos), así como para aumentar la capacidad de aprendizaje y la memoria.
Además, la planta también ha demostrado tener una acción cardiotónica, capaz de intervenir en el metabolismo del sodio y el potasio, al reducir la presión arterial, por lo que resulta útil en casos de hipertensión.